Al silencio de una mirada en el espejo, recuerdo cuán rápido me ha abandonado el cuerpo y las lunas. Soy ahora un acabado madero humano, apolillado por la desesperanza y el auto abandono y que estoy, más que siempre, seguro que dejé de existir cuando abandoné mi camino. Cuando me maté matándolo. Desde entonces he sido lo que no he querido ser ni para ella ni para todos. Hoy no vale la pena arrepentirse pues ya no se puede hacer más que esperar el acoso de la decisión que tomé en mi locura mortal. ¿Qué puedo hacer cuando Dios me exija cuentas? Qué error de soberbia hallé. Todo esto por no saber qué es el perdón. Nada quiero sino que ella venga y me resucite al menos por un minuto. Quisiera verla de nuevo. Extraño cómo me miraba, cómo me besaba y cómo me decía que me quería. Cómo extraño la fragilidad de sus sueños, su cielo, donde yo, en una época irrepetible, anduve volando.
Oct 9, 2006
165 palabras escritas por un asesino mediocre
Al silencio de una mirada en el espejo, recuerdo cuán rápido me ha abandonado el cuerpo y las lunas. Soy ahora un acabado madero humano, apolillado por la desesperanza y el auto abandono y que estoy, más que siempre, seguro que dejé de existir cuando abandoné mi camino. Cuando me maté matándolo. Desde entonces he sido lo que no he querido ser ni para ella ni para todos. Hoy no vale la pena arrepentirse pues ya no se puede hacer más que esperar el acoso de la decisión que tomé en mi locura mortal. ¿Qué puedo hacer cuando Dios me exija cuentas? Qué error de soberbia hallé. Todo esto por no saber qué es el perdón. Nada quiero sino que ella venga y me resucite al menos por un minuto. Quisiera verla de nuevo. Extraño cómo me miraba, cómo me besaba y cómo me decía que me quería. Cómo extraño la fragilidad de sus sueños, su cielo, donde yo, en una época irrepetible, anduve volando.
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