Este es un homenaje (sin sentido) para las personas que no nos creen.
¿Qué hacer en situaciones cuando nadie te comprende y te califica sin haberte evaluado, y se siente con la capacidad de poder nombrar tus actos sin ni siquiera saber lo que haces, por qué lo haces y cómo lo haces?
¿Qué hacer en situaciones cuando todos creen que saben mucho de ti sin ni siquiera haber tenido un contacto directo contigo y se sienten en la facultad de decirte improperios y cansarte, hastiarte y romper con la paciencias que cordialmente siempre guardas?
¿Qué hacer frente a esa impotencia de ver que personas que aprecias se inclinan ante las mentiras ajenas y te juzgan sin solicitarte una explicación?
¿Qué hacer cuando escuchas que se burlan de ti, cuando se carcajean con indirectas bajo un presupuesto devastador de creerte un traidor sin motivo?
¿Qué hacer cuando lanzas tu voz de protesta frente a los tiranos actos de insultarte sin permiso y te refrescan la memoria con actos y hechos falsos de los cuales no tienes ni la menor idea de por qué alguien se las inventó y por qué alguien corrió a hacerlo público?
¿Qué hacer cuando tantas veces te dicen que eres un traidor, que eres una mala persona, que no vales para nada y no tienes nada y que vives bajo la mentira existencial?
¿Qué hacer cuando no sólo es una persona la que no te cree, sino que son varias, nacidas a través de los rumores que retumban en tus oídos a lo lejos, sin que tú sepas quién es, ni las razones de su discordia contigo?
¿Qué decir cuando nadie es capaz de dejarte hablar y defenderte y sólo se cierran en hacerte saber que tú eres un maldito traidor?
Traidor sin traición ¿Es posible?
Las mentiras nacen porque hay alguien tan inocente y ciego que es incapaz de ver la realidad. Las mentiras se crearon para esas personas capaces de seguir un sendero ilusorio sin percatarse que se están hundiendo en un pequeño infierno. La gente suele aprovecharse de esas personas para echar leña a otras. Las intenciones pueden ser tan variadas y temibles…
Más que por el denominado “traidor” de esta historia hay que temer de lo que el anónimo aprovechado(a) –y malhablador, viperino, hipócritamente embustero, utilizador, resentido- puede causar, tanto en la persona quien le cree, como en los comentarios posteriores que nazcan.
¿Qué hacer? Nada. Dejarlo hablar y seguir viviendo.
Su karma se encargará de ellos.