Hace tiempo que he abandonado este blog, sobre todo por razones laborales. Obviamente esto no debe importarle a nadie, pero en fin. Anoche de casualidad, en un bar, me topé con un viejo amigo ebrio, recitó un poema que me pareció bonito, al preguntarle si era suyo me dijo: Cómo?, nunca has leído a Leopoldo Panero? Como me quedé callado, con cierta vergûenza, no fue necesario que le responda nada. Así que fui a casa y me puse a leer a Panero hasta que encontré los versos que recitó mi amigo ya casi desconocido para mí, un viernes 13 por la noche. Cosas que pasan en cualquier noche y a cualquiera. Les dejo con ese poemita.
HIJO MÍO
Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento,
hacia la luz primera que toma el alma pura,
voy contigo, hijo mío, por el camino lento
de este amor que me crece como mansa locura.
Voy contigo, hijo mío, frenesí soñoliento
de mi carne, palabra de mi callada hondura,
música que alguien pulsa no sé dónde, en el viento,
no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura.
Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada,
me empujas levemente (ya casi siento el frío);
me invitas a la sombra que se hunde en mi pisada,
me arrastras de la mano... Y en tu ignorancia fío,
y a tu amor me abandono sin que me quede nada,
terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío.
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