Hagamos ese castillo de arena con banderas y torres y chimeneas que de niños veíamos en la vieja Panasonic que todavía sigue molestando el paso en la antigua casa. El sol a la vera de las sombrillas. Tú con tus lentes oscuros y con una red en tu cabello. Con bebidas en una nevera portátil. Yo sin cuidado estoy bajo el sol. Libre, irremisiblemente libre, como cuando un niño sin padres corría queriendo atrapar en mis brazos al peligro. Y la música retumba desde la parte lateral de las playas. Unos muchachos habrán, seguramente, organizado alguna fiesta de carnes. Tú y yo sin embargo no nos ofendemos y reímos. Hace minutos inclusive bailamos. Pero rápidamente perdemos el ritmo. Somos jóvenes por siempre, pero hemos perdido el ritmo de tantas adversidades. A pesar de ello siempre sigo luchando por alcanzar el sol y sueño con volver a ver a Dios. Esta vez no se librará de algunos reclamos que tengo por ahí apuntados. El ritmo del baile. No somos los únicos, es cierto. Pero desde donde estamos el mar es delicioso para nadar al infinito. Como para ir de vacaciones forzadas y no volver a la realidad. Algún hablábamos de viajar, de conocer todos los continentes, de embarcar y desembarcar en cada problema. Así descubriríamos según nuestra teoría el secreto del amor, la fórmula para estar juntos a pesar del cáncer, la avaricia y la muerte.
He acariciado tu fuerza. He seguido por la arena hasta hundir mi vida en las olas y he sido seducido poco a poco. Te veo desde el mar y contemplo tu sonrisa. Bronceada, desde la orilla me siguen tus gestos con ternura. Guardas una curiosidad porque no sabes hasta donde podré nadar sin necesitarte. Iré y en unos metros requeriré de alguna palabra de comprensión, sobre todo porque no podría estar caminado todo el día por el mar si no te amara.
Este castillo es como un hogar tan complicado. Hemos logrado colocar algunos restos de animales marinos para hacerlo resistente. Seguro que volvemos a nacer y lo seguimos avanzando. Tiene puertas y ventanas de caridad. Tiene afecto impregnado en estas manos que han ideado una imagen de felicidad. Y luego el atardecer...
Mi decepción no ha sido la que esperaba. Sabíamos que llegada la noche hay que descansar. Y yo quería seguir armando todos los castillos de la playa. Por momentos me inquietaba saber si estabas de acuerdo pero siempre he asumido que así era, porque siempre que me ha faltado alguna pieza, estaban tus manos solícitas ante mis requerimientos. Por eso no quería que llegue la noche. Pero a la vez era imposible que no quisiera. Sólo que es natural que amanezca y anochezca, que luego de tanto sol sobrevenga un tenso frío. Ahora lo importante es obtener el mayor provecho posible de esta situación. No nos marcharemos. No guardaremos nuestras herramientas, menos nuestra sombrilla. No abandonaremos nuestras pretensiones, ni huiremos cada quien por su causa. Nos quedaremos, con tu manifiesto consentimiento, aquí, esperando otro mar y en el esplendor del amanecer un nuevo camino que nadar.
- EL MIXIONARIO -
Folletoide de apuntes literarios, escritos personales y otras chorradas más...
Feb 13, 2015
camino mar
Aug 28, 2014
EL MAYOR TORMENTO
Aug 7, 2014
El Árbol, por Sławomir Mrożek
Sławomir Mrożek
Fuente: Wikipedia
Jan 4, 2014
Seguidores
Los seguidores han entrado por el portal abierto de la vieja estancia.
La dueña ha mencionado que ya no vive nadie en ese lugar, ni siquiera ella.
Pero quedan todavia empecinados en continuar en este mundo los seguidores.
Al fondo puede apreciarse el mar.
Desde esas aguas emergieron los seguidores, saludando, luego fue cuando cambiaron su forma de sentir.
La dueña los recuerda amables, inclusive recuerda haberlos visto sonreír, mostrar sus dientes en una sonrisa sincera.
Luego solamente mostraron sus dientes para morder la carne humana, para alimentarse de sus benefactores.
Así cambiaron los seguidores.
Se revelaron una noche, ante una conspicua luz del cielo.
Después, los únicos rebeldes que tuvo la vieja estancia fueron los seguidores.
Dec 30, 2013
LA ESQUINA DE TRES PUERTAS
Feb 10, 2013
Esposa enferma
Les comparto un poema de mi libro "Neolorgasmos contra la mujer planta", aún en postproducción: Esposa enferma. Enjoy!
ESPOSA ENFERMA
Todos tenemos ganas de vivir un buen otoño,
esposa enferma.
A la luz de una victoria, dentro de la marejada,
quisiéramos que la vida nunca se acabara.
Quisiéramos engendrar y engendrar toda la madrugada,
ya hastiados enfrentarnos cuerpo a cuerpo
con las luces de alguna sobria amanecida.
Recuerdo alegre esas noches de tormentos,
duros tormentos,
cuando sana estabas todavía,
y solías cantar: "no me dejes, no me dejes"
Cuántas veces, mi esposa enferma,
Tantas veces aparcamos en la soledad
mordiéndonos las uñas, mirándonos las heridas.
Gastamos nuestra unión paras reprocharnos.
Pero extraño uno que otro orgasmo desquiciado,
cuando me amabas por un par de segunditos bendecidos,
y gritabas: “no me dejes, no me dejes…”
y de ahí te echabas a maldecir que nunca te traigo nada:
ni un poema de amor, ni una baratija del mercado.
Nov 23, 2012
Decálogo para el cuentista
(Tomado del prólogo de La palabra del mudo)
1. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector pueda a su vez contarlo.
2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada, y si es inventada, real.
3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto, mejor. Si no logra ninguno de estos efectos, no sirve como cuento.
5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin aspavientos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
6. El cuento debe solo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.
8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.
9. En el cuento no deben haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.
Nov 5, 2012
AMSTERDAM, de JACQUES BREL
A plena luz del día:
Pero en el puerto de Amsterdam
Hay un marinero que nace
Bajo la espesa bruma
De los lánguidos océanos.
En el puerto de Amsterdam
Hay un marinero que come
Sobre una tela demasiado blanca
Sólo cabezas y colas de pescado,
Y enseñan los dientes
Que han mordido la fortuna
Que pueden tragarse la luna
Que engullen las velas,
Y hay olor a puta
Hasta en las mismas papas fritas,
Y con sus manazas llama al cocinero
Y pide más y más
Y se levantan riendo
Al estruendo de la tormenta.
Entonces se suben la bragueta
Y salen a la calle, eructando.
En el puerto de Amsterdam
Hay marineros que bailan
Y que se frotan la panza
Contra la panza de las mujeres
Y bailan, y bailan
Como un par de soles esculpidos
Al son del chirrido
De un acordeón viejo
Y voltean entre ellos para mirarse
Y poder escucharse reir mejor
Hasta que así, de pronto,
El acordeón se muere.
Entonces, con el gesto serio en su cara
Y con la mirada de orgullo en sus ojos,
Se montan sobre su puta
Y salen a plantarse en plena luz del día
En el puerto de Amsterdam
Hay marineros que beben
Que beben y rebeben
Y vuelven a beber una vez más
Y ellos beben a la salud
De las putas de Amsterdam,
De Hamburgo o de donde sea.
Ellos beben a la salud de las mujeres
Que entregan su bello cuerpo
Que entregan su virtud
Por una moneda de oro
Y cuando ya estén satisfechos
Salen con la nariz en alto,
Se suenan los mocos en las estrellas
Y beben como lloran
Por el amor de esa mujer infiel
En el puerto de Amsterdam…
En el puerto de Amsterdam…
[1964]
Oct 27, 2012
Si prestases atención a los detalles
Oct 21, 2012
Aldeana Zombie
He tomado una taza de café con leche y bizcocho con mantequilla, recordándote. He sentido algo de ternura. Hoy iré a misa y te llevaré flores.
Sé que me amas y sigues muerta. Pero, acaso, ¿no todos ya lo estamos? Aquí jamás sabremos si somos vivos o muertos. Ni sabemos si esto es real.